YA SE VISTE EL ALMENDRO DE FLORES PARA SOÑAR EN SILENCIO Y ABANDONAR SU PENSAMIENTO DE PASADO SECO. Así comienza una poesía de Jesús Paredes y así se ha iniciado hoy nuestra caminata desde Santes Creus a El Pla de Sta. María. Entre los almendros en plena y copiosa floración, hermosa sinfonía de color blanco y rosa, hemos podido admirar esas curiosas construcciones de piedra seca. Hermosos lugares del ALT CAMP de Tarragona que hemos disfrutado en inmejorable compañía. Y, como no podía ser de otro modo en esta época, hemos acabado con una buena calçotada.
Buenas tardes, un sábado más hemos recurrido a un autocar para que 50 senderistas nos desplazásemos a Santes Creus. Donde afortunadamente, desde un principio ha brillado el sol y el frío o el viento no han sido compañeros de camino. Un breve caminar por el asfalto hasta llegar a un camino ascendente que nos ha dejado en la planicie que se ha mantenido prácticamente, en esta primera parte del recorrido. Nos han dado la bienvenida los almendros en flor y poco después entrábamos en la ruta de las barracas secas, sin tierra ni arena. Recordar que estás construcciones han sido reconstruidas. Inicialmente nos hemos encontrado con la de Ca l’Augé, y nos ha servido para hacer una primera visita a estas construcciones y una foto de familia. Hemos continuado con alguna de menor tamaño y destacando la Gran Capona que da nombre a la ruta y al Camino. Emilio nos ha hecho un breve resumen de la razón de ser de estas barracas. Una de nuestras senderistas lo ha felicitado con lo de “lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Hemos desayunado con lo que cada uno llevaba, pero al mismo tiempo compartiendo frutos secos, chocolate, etc. Sin estar cansados por haber recorrido unos escasos 4 kms, hemos continuado hasta el depósito de piedras secas (cossiol) d’en Soleta. Obra de ingeniería agrícola, como reserva de agua y a la vez que no se convierta en putrefacta. Finalizado el camino de tierra, el asfalto nos ha acompañado hasta el Plà de Santa Maria, el guía como siempre, Otfried, peca de discreción, pasa desapercibido. Durante el recorrido se nos han unido los tradicionales y los restantes a la llegada al restaurante. Que estaba lleno hasta la bandera, como en las mejores corridas. Buenos calçots, la carne, la longaniza, la “morcilleta”, las judias, las alcachofas, la patata al “caliu”, bon vi, amb porró o copa y un cava. La crema catalana y el café. Muy bien Maite por tu gestión. La sobremesa la han arrancado Ignacio y Dámaso, a los que se les ha unido, el último tenor vocacional, Josep Maria. Luis cómo siempre, mandando sin ser visto como los buenos dirigentes. Y como colofón y anécdota final nos ha venido a recoger el autocar tuneado con los colores del Nàstic. Cómo siempre ha reinado la armonía y el buen humor.
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