Sábado 16 de marzo de 2024, antes de las 09:15 horas, previsión horaria para el inicio de la salida mensual, 25 senderistas que se habían desplazado a l’Arbolí, con sus vehículos, se concentraron frente a l’Hostalet, establecimiento hotelero donde comerán al finalizar el recorrido. Se dirigen hacia el interior de la población y se ven sorprendidos porque debido a las obras públicas acometidas ven imposibilitado el paso por el lugar previsto debiendo volver sus pasos al punto de inicio y bordear la travesía ascendiendo por un camino asfaltado donde frontalmente se encuentran con el polideportivo local a cielo raso pero vallado. Giro a la izquierda por un camino pedregoso y dejan a un costado la piscina municipal que se encuentra en un estado de abandono total, puede que debido a la sequía y la prohibición de llenar las piscinas.
Sigue el ascenso y un poste tridireccional marca a la izquierda La Musara y Gallicant, dos poblaciones abandonadas, siendo la segunda el punto al que se dirigen. La anchura del Camino y ser una zona menos pedregosa lo hacen más cómodo.
Una parada para reagruparse permite hacer una foto del grupo y es a partir de ahí donde se estrecha el sendero y hay que sortear determinadas zonas en las que hay que ir colocando los pies con prudencia pues a la derecha hay un cortante que limita los movimientos. Caminan por tramos llanos que van alternando con otros ascendentes de mayor longitud.
Todo el recorrido es prácticamente boscoso y no se observa ningún signo de actividad agrícola. Al llegar a una zona amplia se observa una elevación que corresponde al Puig de Gallicant, foto de familia con esta elevación como fondo. El grupo se divide en dos, 9 deciden subir hasta dicha cota y el resto toman el Camino de la derecha que les llevará a Gallicant, punto de encuentro con los que han decidido alcanzar el punto más elevado del recorrido.
Se trata de un tramo muy abrupto y de un alto grado de desnivel que si bien ronda los 90 metros, se hace costoso llegar a la cima donde se encuentra el punto geodésico de 1009 metros de altitud. Alcanzado observan las magníficas vistas y la sierra del Montsant al fondo. Una pequeña parada que permite tomar un tentempié y una vez finalizado descienden con el mismo nivel de inclinación, hasta llegar a un prado en cuya parte opuesta se observa el poblado en ruinas de Gallicant, donde el resto del Grupo ya había llegado y se habían dedicado a callejear entre los restos de las ocho edificaciones ruinosas cada una de las cuales tenía su propio nombre que correspondía a la familia propietaria.
Está información bastante completa la ha facilitado Otfried que nos permite conocer algunos aspectos de Gallicant, si bien sin ahondar demasiado pues se puede obtener en Internet, no obstante, se pueden dar algunas pinceladas.
Se trata de una aldea de origen medieval que era utilizada estratégicamente como lugar de vigía por los sarracenos por su elevada ubicación. Así su nombre, derivado del latín, galli cantus, que indica que desde allí se puede escuchar el primer canto al alba.
Aparece como Pódium Gallicantum en la carta de repoblación de l’Albiol que otorgó el Conde Ramón Berenguer IV el 25 de junio de 1158.
Curiosamente, Gallicant, al igual que Prades, Siurana, Arbolí y Cornudella, fueron zonas escogidas por su aislamiento y escasa población, por los cátaros para practicar sus creencias al verse perseguidos. Los cataros, fue una escisión del catolicismo en el que se valoraba la pureza y se renunciaba a los placeres de la vida. Fueron declarados herejes por el papa Inocencio III en el s.XII. Este movimiento religioso se inició en el sur de Francia, un lugar emblemático es la ciudad y fortaleza de Carcassonne.
Al finalizar la Guerra de Sucesión, algunos de los partidarios de los Austrias mantenían su lucha contra los soldados de Felipe V, y a los que hacían prisioneros los ocultaban en esta zona, uno de los bandoleros más conocidos fue Pere Joan Barcelona, apodado “Carrasclet”.
Hacia 1960 los últimos habitantes de Gallicant lo abandonaron trasladándose a l’Arbolí y volvían en época de recogida de la cosecha. Sus escasos recursos eran el trigo y las patatas. La tala de árboles y pinos, para las carboneras obteniendo carbón vegetal que desapareció con el gasóleo y el butano. También se dedicaban a la apicultura y la venta de ramas de pino.
Era una de las escasas poblaciones que no disponía de iglesia ni escuela.
Estos terrenos fueron vendidos en 2019, por el alcalde de L’Arboli a un grupo para revitalizar la zona. La verdad que la única nueva construcción que se puede observar es un almacén de una sola planta de unos 30 metros cuadrados y que tiene un tejado de una sola caída, carece de ventanas y dispone de una puerta de madera bloqueada por un candado codificado cuyo propietario, en unión de sus hijos trataba de abrir y no lo conseguía porque no recordaba la clave.
Desde una roca cercana y algo más elevada permite ver la sierra del Montsant, Siurana y el pantano de Siurana que se encuentra muy por debajo de su capacidad debido a la sequía extrema que se está sufriendo.
Después del recorrido por las inmediaciones de Gallicant abandonan la zona y de nuevo por un camino ascendente que se va ensanchando y en un recorrido de un kilómetro aproximadamente, hay varios charcos del ancho del Camino y de una longitud superior a los 5 metros, lo que evidencia la humedad de la noche, que a pesar del sol durante el día no ha permitido que se pudieran secar.
De nuevo el descenso, en este caso, hasta llegar a una zona de grandes rocas y una escalera de piedra permite descender hasta un lugar donde el hombre ha querido dejar un recuerdo de la civilización con una ruda mesa de piedra, que una vez sobrepasada conduce a la carretera donde se han incorporado Jordi, Teresa y Montse, que como suelen hacer en otras ocasiones se desplazan en su vehículo para acompañar al grupo en la parte final del recorrido, especialmente en la comida.
En esta ocasión se han acercado a la ermita de Sant Pau a la que se dirigen a ver, pero está cerrada. Se trata de una edificación religiosa, cuyas referencias son del s.XIII, que puede ser la continuidad de algún lugar dedicado a la oración y la contemplación por antiguos eremitas. Más cercano a nuestros días fue construido un piso superior para el ermitaño, que había donado tierras. En 1927 y debido al mal estado fue reconstruida. En 1936 el retablo fue incendiado y la imagen de San Pablo ermitaño fue salvada y resguardada en el pueblo y en la actualidad se encuentra en la iglesia de San Andrés.
El frontal que da a la carretera tiene una puerta de madera con una cruz latina pintada y dos especies de arcos en los que hay la leyenda “ermita Sant Pau”. La totalidad de las paredes exteriores se encuentran bastante deterioradas. En la parte opuesta que podría ser la puerta principal de acceso, a la izquierda hay una especie de galería o terraza al nivel del suelo, que coincidiría con la planta del piso superior, en la que hay ropas tendidas y al sol están como grandes amigos un gato y un perro de dimensiones muy reducidas y en este caso no podemos afirmar que “se llevan tan mal como el perro y el gato”.
La que sería la parte principal de la fachada tiene una pequeña puerta de madera, que para acceder un adulto debe agachar la cabeza. A ambos lados dos pequeñas ventanas cuadradas , y en lo que sería el piso superior un orificio, mayor a un ojo de buey e inferior a un rosetón, que en su interior lo cubre una discreta ventana cuadrada. Corona la fachada la espadaña con una barra horizontal de la que cuelga una campana y cuyo badajo está sujeto a una cuerda que pende hacia el interior. Hay que hacer mención que la campana es de un tamaño tan reducido que apenas ocupa el vano. Y sobre la espadaña una pequeña cruz metálica.
En el lateral hay una escalera que tiene cierta amplitud y permite que el grupo pueda ser fotografiado cual alumnos de un colegio.
Abandonan el exterior de la ermita e inician un ascenso para continuar con un descenso zigzagueante y desde donde se ven los tejados de las casas de Arbolí y la carretera de las Borjas del Camp. Llegados a un cruce hay un poste de senderismo al que han colocado un cartel de color amarillo con una flecha que da a entender por la colocación y dirección que hay que continuar a la derecha, por lo que el guía toma esa dirección, pero al poco vuelve porque es el mismo tramo al inicio de la salida que en su parte opuesta nos impidió continuar y tuvimos que modificar la dirección. Hay quien se preocupa de girar la flecha para evitar que se vuelva a producir el mismo error a otros senderistas.
La población está a escasa distancia y nuevamente llegan a la piscina y al terreno deportivo, y a la entrada a l’Arbolí, donde precisamente se encuentra l’Hostalet restaurante y hotel con cierto encanto.
El día que parecía que podría ser algo frío, especialmente por tener que alcanzar una altitud considerable, no ha sido así y el sol a colaborado con una buena temperatura, lo que ha requerido que ahora quieran tomarse un refresco al sol, aunque algunos lo prefieran hacer en el interior del establecimiento por la agradable sensación de frescor que ofrece la protección al sol.
Un pitido nos avisa que podemos pasar al comedor, donde tres mesas alargadas esperan a los comensales. El servicio da un trato muy agradable sirviendo los platos y las bebidas, que como es habitual y para evitar las confusiones hay un listado de los platos solicitados por cada participante, llegan después postres y cafés y es cuando Lluís, nuestro discreto presidente hace mención al trabajo preliminar efectuado por Otfried, guía al que el también acompaña, y que no realiza, previamente, una sola vez el recorrido sino tantas veces como sea necesario con el fin de poder realizar una salida agradable y segura a la vez, siendo aplaudido por todos. La sobremesa y finalmente se levantan de las mesas despidiéndose, como es habitual, con la cordialidad jacobea que los caracteriza, se dirigen a sus vehículos para con tranquilidad puedan llegar a sus domicilios.
De muchos es conocido el horno “La Carretera” que hay en la travesía de las Borjas del Camp, por su excelente pan horneado, las cocas de recapta y todo tipo de pasteles, asi que algunos paran sus vehículos para adquirir algunos de estos ricos panes y postres.
Buen Camino!!!
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