En la mañana de ayer poco más de 20 senderistas, salimos en autocar con dirección a Vallbona de les Monges, ya conocida por haber sido final de etapa en la Ruta del Cister. Un tramo de unos 16 kms, de trazado amplio y de tierra. Al inicio el único desnivel apenas destacable. Nos reciben los 2° temperatura que nos obligan a llevar sudadera y anorak, por primera vez en esta temporada. El cielo cubierto no nos permite alcanzar con la vista las montañas del pre Pirineo. Dejamos El Vilet a un lado y al poco el río Corb. Antes de entrar en Sant Martí de Maldà una foto de familia con el campanario de la parroquial del mismo nombre de fondo. Curiosamente en el centro del pueblo hay el mercadillo de los sábados. En las fachadas laterales contiguas de dos edificios un vistoso y colorido mural dedicado a la mujer rural que esta dándoles grano a las gallinas. Ya en las afueras aprovechamos una amplia zona de pic-nic para tomarnos un tentenpié. Al finalizar nuestro pequeño refuerzo alimenticio la temperatura mejora lo que resulta más agradable. Bordeamos el canal Segarra – Garrigues y más adelante Preixana. Finalmente llegamos a Bellpuig, que atravesamos para llegar al restaurante, ubicado en el extremo opuesto, lo que hace finalmente que sobrepasemos los 17 kms. De ambiente familiar, trato agradable y buena comida. Como se había previsto finalizada la comida, el autocar nos desplazó a la entrada de la localidad para visitar el convento de Sant Bertomeu. El guía nos introdujo en la información y los datos curiosos. Fue encargada su construcción por el señor de Cardona que nació accidentalmente en la localidad, durante un desplazamiento familiar. Ordenó desmontar el castillo de Sant Martí de Maldà y aprovechó el material para la construcción del convento. La construcción no era dirigida por ningún arquitecto sino que participaron varios maestros de obra que eran buenos artesanos en construcciones del gótico, pero no en la arquitectura renacentista y a pesar de ser este el estilo que deseaba Ramón Folc III de Cardona se hubo de conformar, al menos, en la planta baja. La construcción estuvo limitada especialmente en cuanto a la inversión . A su muerte fue enterrado como era su deseo en una tumba de estilo totalmente renacentista, hecha en Italia con mármol de Carrara, instalada en un lateral del presbiterio. Como consecuencia de la amortización y por razones de seguridad fue trasladado a la iglesia parroquial de Sant Nicolau en la misma población. Dos vitrinas exponen una curiosa vajilla compuesta por unos platos destinados a dar la extremaunción y que como no podían ser reutilizados esto permitió encontrar un buen número con variados gráficos. Finalizada la interesante visita retornamos, en un viaje marcado por la oscuridad de la hora, que más de uno aprovechó para dar una cabezada. Llegados nos despedimos con el buen recuerdo de la salida y el pensamiento en la próxima propuesta.
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