Por fin la tan deseada salida nocturna del verano, programada por Otfried para hacer el recorrido bajo la Luna llena.
Una vez atravesados los Masos de Vespella, pequeño núcleo central de Vespella del Gaià, llegamos a la plaza que hay en la base de las ruinas del Castillo y la iglesia de Sant Miquel. Lugar acordado para reunirnos, al efectuar el desplazamiento en vehículos particulares.
Nos llama poderosamente la atención las diferentes y variadas obras de arte situadas al aire libre y que nos dan una idea del sentido artístico de los habitantes de la pequeña localidad.
Ascendemos por unas escaleras hasta llegar a la puerta del recinto de la iglesia que esta cerrada y por tanto no la podemos visitar. Se trata de una construcción románica que con el paso del tiempo ha sido reformada. Desde el exterior destaca la espadaña con cuatro vanos, dos en la base y otros dos superpuestos. Cada uno de ellos con su campana.
Una verja nos permite ver un lateral del cementerio adosado a la iglesia y como dato curioso un moderno columbario donde se guardan las urnas de las cenizas de los que son incinerados.
Llegados al punto álgido hay los escasos restos del Castillo de Vespella.
El lugar es un excelente mirador para ver el entorno.
Volvemos al punto de inicio para emprender la marcha. Una rampa de cemento nos acerca al sol que a pesar de ser más de las 19:00 horas se deja notar.
Este recorrido ascendente nos lleva a rodear el espacio vaciado por la cantera de la que extrajeron rocas en los años 60 para construir el pantano del Gaià, ya abandonada y que nos recuerda Otfried que en el año 2014 el alcalde propuso para aprovechar la zona se construyera un gran auditorium, que se quedó en una propuesta.
El camino se ha tornado un pedregal.
Nuevamente descendemos hasta la base de la cantera y un nuevo ascenso, al llegar arriba una obligada parada para refrescarnos.
El trayecto ha transcurrido sin apenas darnos cuenta y al poco un cartel de la ruta nos indica Salomó 200 metros.
Llegados a la avenida Juan Creus Cañellas, antiguo alcalde y abuelo de Araceli, nuestra compañera en tantas salidas. En la misma avenida se encuentra nuestro destino el complejo polivalente municipal, y que en el exterior ya están montando las mesas para la cena.
Mientras buscamos acomodo en las mesas, Araceli es saludada y saluda a los conocidos allí presentes.
Lluís el encargado nos ha preparado un pica pica, que junto con coca de cebolla, longaniza echa allí mismo con una pequeña barbacoa, y sandía y melón de postre, ha resultado un excelente menú veraniego; además a tenido la amabilidad de ponernos una mesa a modo de barra libre con vinos, gaseosa y agua. Las mesas bajo las moreras con una pequeña corriente de aire y conforme oscurece nos enciende las luces de colores consiguiendo darle un ambiente festivo y relajado. La verdad, no nos apetecía para nada levantarnos y empezar a caminar.
Además antes de partir ya movemos unos primeros pasos de rock con la música que preparan en las noches de verano que luego cierran con la proyección de una película al aire libre. La pantalla, una pared pintada de blanco.
Con este ambiente de fondo y muy animados dejamos “el mejor restaurante veraniego con una sencilla pero apetitosa cena” que ha conseguido convertir que la cena en Salomó sea un clásico en las salidas de los senderistas.
Otfried, la circular puede partir de cualquier punto, pero la dirección para la cena en Salomó.
Con los frontales y/o las linternas y una vez salidos del casco urbano, los más osados inician una marcha más rápida que todos seguimos y entre subidas y bajadas, terrenos asfaltados otros con piedras y hierbas, ya empezamos a vislumbrar una hermosa vista. Al frente la iglesia de Sant Miquel y las ruinas del Castillo iluminados y a la izquierda, abajo un espacio lleno de luciérnagas que hacen muy atractivo el paisaje nocturno. Pero no, no son luciérnagas, son las iluminadas casas que producen esta sensación desde la lejanía.
Llegamos al asfalto de la carretera y con ese ánimo que ha predominado la salida frente a una casa recordamos los Sanfermines con un divertido canto.
Ya junto a los coches con la cordialidad que caracterizan estas salidas una última foto de familia para el recuerdo.
Como siempre pensando que nueva propuesta nos hará Otfried.
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