A las O7:45 horas, acudimos a la plaza dels Vents, donde habitualmente somos convocados por Lluis, nuestro Presidente, para embarcar en el bus que, en esta ocasión, nos llevaría a Cabra del Camp; inició del Camino a recorrer.
Una vez en marcha, ya podíamos vislumbrar que dusfrutaríamos de una agradable jornada, pues el orto de un sol radiante nos transmitía señales de buen tiempo, al menos hasta la corta tarde que por estas fechas corresponde.
Llegados al punto inicial, donde ya gozamos de los primeros pasos de un ancho camino a recorrer con suaves pendientes, franqueado por numerosas parcelas llanas, labradas y recién sembradas de trigo y/o alfalfa, donde la humedad y la baja temperatura de la madrugada habían producido las primeras escarchas que pronto el sol otoñal se encargaría de disipar.
Al llegar a Barberà de la Conca, nos esperaba un guía local, totalmente identificado con su tierra y su historia medieval, que nos la expuso con gran satisfacción al verse atentamente escuchado. Al finalizar nos acompaño al castillo templario situado en una cota superior, como atalaya de vigías del amplio horizonte de las tierras que la rodean. Nos comentó las diferentes obras de conservación del enclave y los usos que en su historia ha tenido la fortaleza, especialmente su transformación, en su día, como escuela de primaria.
Aprovechamos la parada para reponer fuerzas tomando el tentempié personal que cada uno traía en su mochila, al tiempo que se mantenía el ambiente coloquial que se origina en estas paradas.
Finalizado el frugal refrigerio, descendimos del Castillo y tomamos el sendero que nos llevaría a la villa Ducal de Montblanc. Camino que discurre entre parcelas de viñedos, en las que se observa la transformación que estos cultivos han sufrido desde la década de los 60, principalmente en las alineaciones y separaciones de sus cepas (liños), para conseguir el paso libre de los primeros tractores italianos “Pascualis” que dieron lugar a una importante reducción de mano de obra para estos cultivos, al tiempo que mejoraron las explotaciones y su rentabilidad.
Desde esta histórica innovación las viñas no han parado de actualizarse, bien con la plantación de nuevas variedades o incluso con la recuperación de antiguas cepas, tan propias de esta comarca, como de las adyacentes (Alt Camp y Baix Camp). También se han incorporado cepas francesas para mejorar algunos caldos con el fin de elaborar cavas.
Además, en el sendero próximo a Montblanc pudimos apreciar las huellas del empleo mecánico en la vendimia, una novedad de cosechadora que sólo recoge la pulpa y el pellejo de cada racimo, dejando en la cepa sin cortar el racimo y las pepitas de los granos de uva lo que conforma el conocido orujo de uva.
Sobre las 13:15 horas entramos en Montblanc para comer en el restaurante Mil.lenium, saboreando un variado menú, bien condimentado y servido. Finalizados los postres, tomamos el bus que nos devolvería a Tarragona, atravesando el Coll de Lilla, donde observamos las obras de culminación del nuevo tunel que evitará su antiguo paso.
A la llegada a Tarragona nos despedimos aprovechando para felicitarnos la inminente Navidad, por si no tenemos ocasión de volvernos a ver.
Otra salida que ha mantenido el ambiente jacobeo que nos aporta la Associació a los senderistas.
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