La Torre dels Vents es el referente actual en nuestras salidas. A la hora conveninda embarcamos en el autocar rumbo a la Selva del Camp.
Llegados a la rotonda del Molí del Rovellat descembarco y espera de las últimas incorporaciones para la salida de hoy.
Antes de emprender la marcha, Lluis, nuestro Presidente, propone la foto de familia.
La ruta de hoy tiene un pequeño handicap y es superar el desnivel de casi 600 metros en los menos de 10 km hasta llegar a l’Albiol, nuestra meta propuesta.
El inicio de la segunda etapa del Camino de Santiago es por asfalto que se irá alternando con tierra.
Nuestro más veterano en la salida necesita reponerse y allí están la voluntariosa Araceli y el “benjamin” Lorenzo.
Una vez reagrupados aprovechamos para el tentempié.
Las previsiones del tiempo son bajas temperaturas y cielo nuboso, pero una vez en marcha empiezan a sobrar las ropas de abrigo.
La tierra a pisar es arcillosa y nos encontramos con la carretera que va de Masies Catalanes a l’Albiol, de 13 km y que será nuestro Guadiana.
La presencia de Dámaso “a cuatro ruedas” permitirá que dé su apoyo.
Ahora la tierra se va difuminado entre un tortuoso camino de piedras sueltas que hará que Lorenzo, este apoyando a quien lo necesite.
Josep Maria y Montse nos sorprenden, porque ya se habían descartado, y su aparición viene bien para dar un apoyo.
El tramo de tierra pasa a ser un surco de labranza que zigzagea.
Otfried, nuestro guía, hace que podamos, por fin, coronar la etapa en l’Albiol, pequeño núcleo habitado por 12 personas. La población en su inmensa mayoría está ubicada en las Masies Catalanes y en las fincas diseminadas que circunvalan la sierra.
Próximos al autocar la Iglesia de Sant Miquel Arcangel, de finales del XVIII, y enfrente un excelente mirador que permite alcanzar con la vista Tarragona y el mar, lástima que las nubes no permitan ver Mallorca.
Nuevamente en ruta y ahora para dirigirnos a l’Embolic, un restaurante, en un enclave excelente, una masía con una gran extensión de terreno. Llegan las últimas incorporaciones, siendo un éxito de participación 57 comensales.
En el exterior las mesas ya están preparadas y empiezan a servir, sin límite, los calçots y la salsa de romesco, que se acompaña con los porrones.
Pasamos al comedor y una vez acomodados nos sirven los platos con las carnes y acompañamientos, que cierran con el postre, café y chupito. Ha sido un buen colofón.
El autocar nos espera y regresamos satisfechos. De nuevo en Tarragona las despedidas y el deseo de compartir proximamente el sentimiento jacobeo en nuestra próxima y tercera etapa de L’Albiol a Prades.
Ultreia et suseia.
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